Todos queríamos a Alber habla de nuestro pasado, del daño que nos hacen nuestras sombras y espectros más allá de la muerte. Espectros que para nosotros tienen mucho significado, pues con ellos guardamos un fuerte vínculo, como en este caso es la amistad, que puede llegar a enriquecerte o destruirte por completo. Todo esto dentro de una etapa difícil como es la adolescencia, donde todo se magnifica, comienzas a conocerte a ti mismo en muchos terrenos y formas fuertes lazos de unión con los que consideras tus amigos.
Adrián, Frani y Lea son tres adolescentes que se encuentran frente al tanatorio donde están velando a un buen y querido amigo suyo (Alber), el cual ha muerto muy joven y de manera inesperada. Hay dolor en la familia y desconcierto en su círculo cercano, pero de pronto Frani dice lo que realmente piensa: Alber merecía morir. Esto alarma a sus amigos. ¿Por qué lo habrá dicho?
El resplandor de unos fuegos artificiales les trae una oleada de recuerdos y secretos guardados, con los que poco a poco comienzan a entender que quizá Alber no era tan buen amigo ni persona como creían…