Tiza es una obra que habla de profesores, de padres, de amor, desamor, frustración, colegios privados, educación pública, extraescolares, deporte, deberes, mano dura, imaginación, idiomas, y sobre todo… de un pobre niño que no pronuncia la ‘r’ y tiene la mala suerte de llamarse Roberto Revuelta Romo.
La obra empieza con un matrimonio feliz, Juan Carlos y Candela, que eligen colegio con ilusión para su pequeño vástago, porque están convencidos de que es un genio y hará grandes cosas en la vida. También con dos profesores, Doña Covadonga -experimentada y escéptica-, y Damián -idealista e imaginativo-.
Tres años de preescolar y seis de primaria terminan pasando factura al matrimonio. Candela y Juan Carlos acaban desengañados -va a ser que Robertito no era tan genio como creían-, y dispuestos a hacer cualquier cosa con tal de que apruebe la primaria. Lo peor de todo es que también acaban al borde del divorcio. Los profesores no corren mejor suerte: una dimite y el otro es despedido. ¿Habrá llegado el momento de ‘reinventarse’, como se dice ahora?
No todo es malo. Robertito aprueba la primaria, el matrimonio se reconcilia y los profesores encuentran trabajo. Lo mejor, aunque ellos no lo sepan, es que la vida les dará una segunda oportunidad reuniéndolos de nuevo en la secundaria.
Pero Tiza es, sobre todo, un rato para pasarlo bien. Las risas están garantizadas y, quién sabe, tal vez salga usted del teatro recordando cómo se hace una raíz cuadrada.