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Fotos: Alice Brazit
La cifra por sí sola impacta: 24 horas seguidas de teatro. Una prueba de resistencia para una única actriz: la talentosa María Hervás. Encapsulada en una habitación transparente, a cuyo lado una pantalla reproduce en detalle lo que sucede en esa habitación que un cámara graba en directo, Hervás representa The Second Woman.
Durante ese día de función no estará sola. La visitarán hombres, un centenar de compañeros de escena, desde actores profesionales hasta otros muchos que no lo son, con los que representa el mismo ritual: la conversación entre una pareja cuya relación ha perdido fuelle y romanticismo
Naturalmente, el espectador que se decida a contemplar el espectáculo completo podrá acompañar a la actriz en el teatro durante las 24 horas que dura; pero no es necesario. El proceso permite que uno se asome por unos minutos o un tiempo determinado para entender lo que se juega en esos encuentros, pautados en diez minutos. En ellos, los hombres reproducen un mismo comportamiento, un mismo estado emocional y reacciones de maneras similares a cuando se sienten, según el sentido de la obra, amenazados.
La función original cumplió con éxito en su estreno londinense el pasado año, donde la interpretó la actriz Ruth Wilson. Creada en Australia en 2017 por Nat Randall, artista que trabaja entre la performance, el vídeo y el cine, y la artista independiente, cineasta y crítica Anna Breckon, codirectoras también de la propuesta española con María Hervás. The Second Woman está inspirada en la película Opening night, de John Cassavetes y protagonizada por Gena Rowlands.
El título de la pieza de Breckon es justamente el de una obra de teatro que está ensayando Rowlands en el filme de Cassavetes. Durante el estreno, debido a su estado mental, a veces rompe con el texto y se ve forzada a improvisarlo, como ocurre en la obra de Breckon que se verá en el Festival de Otoño. Los personajes masculinos deben recurrir a la improvisación en los diez minutos que dura su encuentro con esa segunda mujer, ya que previamente se les darán unas nociones sobre lo que pueden tratar en ese corto periodo de tiempo, dejando a su albur completar con sus propias palabras el diálogo que mantienen. Pero ese diálogo se ciñe a unos conceptos que exploran el género y las dinámicas de poder, aunque la dimensión desmesurada de su dispositivo trasciende esos conceptos. Para María Hervás será un auténtico tour de force, como escalar un Everest.
