Fotos: marcosGpunto
Laila Ripoll dirige una adaptación de la famosa obra de la periodista y escritora Luisa Carnés.
Se trata de una versión de Tea rooms, una novela social que en su momento rompió los esquemas narrativos de la época y supone un acercamiento a la realidad de las mujeres españolas de comienzos del siglo XX.
Perteneciente a la Generación del 27, Luisa Carnés expone en este libro su propia experiencia como empleada de un salón de té. Así, se presentan a cinco trabajadoras de una tetería cercana a la Puerta del Sol en los años 30. Están Matilde, el alter ego de la autora, Antonia, la más veterana, Marta, la más joven y a quien la pobreza ha vuelto decidida y osada, Teresa, la encargada y defensora del comercio, y Laurita, la ahijada del dueño, despreocupada y que se cree una chica moderna.
Todas trabajan por un salario escaso que no les da para nada: diez horas de trabajo diario por tres pesetas. A ello se une una falta absoluta de expectativas de futuro. Además, en la sociedad en la que habitan se han tenido que acostumbrar a callar frente a los hombres, sea el jefe, el marido o el padre. Solo Matilde se plantea una existencia diferente, una nueva perspectiva de vida más justa e igualitaria.
Por Laila Ripoll
Tea rooms supone un descubrimiento, el hallazgo de una autora y una obra singular, comprometida y profunda. Luisa Carnés, considerada “la más importante narradora de la generación del 27”, traza en esta novela un relato construido a partir de unos personajes claramente definidos, tratados con humanidad y comprensión. Por todo ello la adaptación al teatro ha sido natural, ya que la historia se entreteje a partir de las conversaciones, los anhelos y los sueños de estas muchachas que poseen caracteres y personalidades magistralmente retratadas.
El montaje se desarrolla en la trastienda de un famoso salón de té de Madrid, con la intención de que el ambiente invada todo el espacio y rodee al espectador, sumergiéndole por completo en la atmósfera del salón. La juventud, la alegría, la energía de los personajes contrasta, a veces, con sus tristezas, con la desgracia imprevista, con los sueños por cumplir y también con los que no se cumplirán nunca. En definitiva, un texto que conserva una vigencia absoluta y en donde nos podemos ver reflejados.