Tarzan, el musical, es sobre todo una fiesta, un divertimento, que hará disfrutar a niños, jóvenes y mayores… un teatro amable, un poco didáctico, que utiliza el arma del humor, los bailes y las canciones para conseguir que el espectador, tenga la edad que tenga, consiga ver el eterno mito del hombre de la selva y todos los personajes que le envuelven, con ojos amables, cariñoso y se sientan ellos también parte integrante de esta ‘troupe’ fantástica de monos, patos salvajes, gorilas, arañas, cocodrilos, acompañantes de safari y exploradores malvados y también de exploradores buenos.
El multimillonario Tobey Carton convence al científico Mr. Joseph Bishop para que le acompañe a la selva africana y encontrar un importante cementerio de elefantes. En realidad los planes del Sr. Carton es apoderarse del tesoro que alberga el cementerio. Sin embargo, los peligros de la selva les acecharan a cada paso, aunque una misteriosa sombra y un grito salvaje, les ira librando de las diferentes bestias que se cruzan con ellos. La sombra no es otro que Tarzan, el hombre-mono que desde niño fue criado por orangutanes y ahora quiere defender cualquier expolio y destrozo ecológico que pueda ocurrir en su casa: la selva. Pero Tarzan no cuenta con Jeanette, la hija del científico, que les acompaña en la aventura, y de la que se enamorará perdidamente, ya que nunca había conocido a una mujer… ¡y menos a una como ella!
La mona Chita, compañera incansable de nuestro protagonista, ayudará a resolver todas las situaciones: el enamoramiento de Tarzan por Jane, desbaratar los planes del malvado Carton y conseguir que todos los animales de la jungla se unan para preservar la naturaleza.