Por Álvaro Vicente
Foto: Pascal Gely
Desde Incendies, una fuerza gravitatoria atrae irremediablemente a cualquier amante del teatro hacia cualquier cosa que aparezca bajo el nombre de Wajdi Mouawad. Pero nada de lo que hace este hombre es cualquier cosa. En Incendies, el papel de Nawal Marwan lo interpretó durante diez años Annick Bergeron, y a ella confió Mouawad este monólogo portentoso que es Soeurs. La pieza forma parte del denominado Ciclo doméstico, un ciclo que está en marcha, que no ha concluido. Empezó con Seuls, que interpretaba el propio Mouawad, para hablar de la figura del hijo. Después de las hermanas, llegarán el padre, la madre y los hermanos. Figuras vinculadas por lazos de parentesco que compondrán un puzle con el que, a través del prisma de la intimidad, se arroja una mirada personal sobre la Historia. Este ciclo está igualmente emparentado con el ciclo anterior, que empezó con Litoral en 1999, a la que siguieron Incendies, Forêts y Ciels, conformando la tetralogía La sangre de las promesas. Es importante tener en cuenta todo esto, porque la de Mouawad es una obra en continuo desarrollo, una cosmogonía propia con la que, contándose él desde su intimidad, es capaz de contar las esencias de la humanidad toda, a la manera de esas historias familiares del viejo teatro griego, con el que tanto se le ha comparado.
Soeurs empieza con una tormenta y una canción. ¿Quién no ha sentido de pronto, escuchando una canción en una situación extrema, que el suelo se abría bajo sus pies y se producía un cambio insalvable en sus vidas? La diva de Quebec Ginette Reno canta Je ne suis qu’une chanson, (Solo soy una canción), mientras Geneviève Bergeron conduce su Ford Taurus bajo una terrible tormenta de nieve, camino de Ottawa, donde tiene una conferencia sobre su trabajo de mediadora en conflictos. La letra de la canción le conecta con aquello que siente pero que es incapaz de nombrar, así que llora, llora mientras piensa en todo aquello que no ha sucedido en su vida y de lo que empieza a tomar conciencia. “Ella, la brillante abogada que dedicó su carrera a resolver grandes conflictos, ella, la famosa mediadora, es incapaz de nombrar el menor de sus deseos. Conduciendo por la autopista en medio de la tormenta, Geneviève no sabe que el mecanismo emocional que la ha constituido durante tanto tiempo se está rompiendo”. Con esas palabras la define el propio autor. Como ocurría en Seuls, el monólogo es también una polifonía donde materiales diversos, imágenes, sonidos, objetos, conforman una narrativa acumulativa que tiende hacia la comprensión universal del sujeto. Geneviève es una y muchas, es Annick, la propia actriz, hermana teatral de Wajdi; y es Nayla, la hermana mayor real del dramaturgo, que participa también en la concepción y desarrollo del espectáculo. Él les pidió que trabajaran juntas y de ese encuentro nació un espectáculo que convoca la fraternidad como semillero de afectos, que invita a la sororidad como vínculo de similitud y solidaridad entre mujeres.
Soeurs se estrenó en 2014, lleva ya unos cuantos años girando por el mundo, y es difícil, por no decir imposible, encontrar impresiones, opiniones o críticas que no resalten su maestría. El monólogo, lejos de fijarse, se ha ido actualizando, porque de otra forma este tapiz emocional perdería la viveza. Apoyada en un dispositivo escenográfico lleno de inventiva y frescura, y un trabajo de vídeo que le da al montaje una intensidad, por momentos, cinematográfica, el trabajo de Bergeron es sencillamente excepcional, con lo cual es muy posible que la experiencia como espectador venga a sumarse a ese olimpo particular de cada cual, donde se guardan los momentos inolvidables vividos en la butaca de un teatro.