Una ciudad del interior peninsular. Un pequeño negocio de hostelería. La dueña de una casa de comidas, el pinche y la repostera, se reúnen como siempre en el vestuario antes de entrar en la cocina. Es verano. Huele a vacaciones. Y un trágico suceso les obliga de pronto a tomar una decisión que marcará sus vidas para siempre.
Sin reservas es una comedia negra. Podría ser una tragedia muy fresca, pero la vida ofrece tantas oportunidades para que se produzca un drama que hemos preferido teñirla de humor. Al utilizar la poderosa herramienta del humor nos tratamos con respeto, y de paso también con cierta ternura.