Querida Julieta:
Nos hemos llevado todas tus cosas. Sí, las cosas de tu habitación.
Hemos visto tantas veces esta obra del maestro Shakespeare? De todas las formas posibles. Romea y Julieta, Romeo y Julieto. Siempre nos demuestra que el amor está por encima (quizá en un cielo desprovisto de nubes) del odio. La dimensión social de esta obra es absoluta cuando desde nuestro alrededor se nos dice cómo debemos querer.
A nosotros se nos ha ido más la olla. Tras varias colaboraciones y, sobre todo, conversaciones con personas trans, llegamos a la conclusión de que no comprendemos esta identidad. A las personas les cuesta entender cómo realmente puedes sentir que perteneces a otro sexo o a ninguno o a ambos. Nos interesaba entender, encarnar y hacer comprender a los demás cómo es esta sensación, especialmente a los que no quieren entender. Qué se siente y por qué es importante la empatía, sin ser nosotros pertenecientes al colectivo. Tratar de ponernos en sus zapatos para ser mejores. Pensamos que por qué no van a ser Romeo y Julieta la misma persona. Por qué no van a ser una encarnación del mismo ser, que es Julieta, pero finge ser Romeo a su vez. ¿Qué es fingir? ¿Qué es ser?
Una mujer nos contó una historia y nos dio el permiso para compartirla. Ella dijo: ?Imagina que te levantas una mañana en la que ya no eres una niña. Ya no eres María porque se han llevado todas tus cosas, las cosas que le pertenecen a María. No tienes tu ropa, no tienes tus libros y no tienes nada que fuera tuyo. Todo lo que tienes es y será tu nueva identidad, tu disfraz, y nadie debe saberlo. Si alguien se entera de que eres María en vez de Manolo lo puedes perder todo?.
De aquí parte Se Ríe de las Heridas.
Romeo vive en Verona y está mal, como siempre. Está alicaído, se siente triste, deprimido. Como no podía ser de otra manera, está enamorado. ¿De Rosalina? No, de uno de los guays, de los populares, de los guapos del equipo de fútbol. Se llama Paris. Pero Romeo guarda un secreto que desea revelar al mundo a pesar de que Verona, la ciudad dormitorio que lo acoge y que se ha convertido en su mayor enemiga, no lo quiera permitir. ¿Y dónde está Julieta? Pues justo aquí, con Romeo. Y quizá dentro de todos nosotros.