Foto: Ana Erdozain
Es un testimonio, una confesión corpórea y sensible, que celebra la carne y el deseo de la mujer. Enlaza a las mujeres olvidadas del Siglo de Oro a partir del mito de Salomé. A través de voces e imágenes ritualísticas que recuerdan la danza de Salomé, se va tejiendo una red de conexiones entre figuras como María de Zayas, Ana Caro, Catalina de Erauso, Olivia Sabuco, Leonor de la Cueva, Margarita Anglada o Inés de Oxedo. Así es como se va desmontando y desmembrando este cuerpo que ha sido históricamente utilizado para representar la seducción y la traición femenina, hasta desenterrar ese movimiento rebelde y liberador.