Harold Pinter retrata una sociedad oscura en un caleidoscopio de personajes huérfanos y desamparados que viven en una prepotencia quebradiza.
Suburbios londinenses, cinco hombres y una mujer son agonistas de esta sórdida historia.
Los grandes dramaturgos siguen siendo actuales porque el ser humano no ha sido capaz de desterrar el entramado de obsesiones que encarcelan su mente.
Como decía Nietzsche: “El arte es capaz de dar la vuelta a esas repulsivas ideas en torno al carácter espantoso y absurdo de la existencia y transformarlas en representaciones que permitan al hombre vivir. Lo sublime, entendido como sujeción artística de lo terrible; y lo cómico, donde este asco suscitado por lo absurdo se descarga artísticamente. ” Esto es lo que hemos intentado.
Irina Kouberskaya