M se va a casar. El público está invitado. Un imprevisto provoca que los acontecimientos sucedan de manera distinta a como se había planeado. Este es el punto de partida de Quien lo probó, ¿lo sabe?
La pieza invita a reflexionar y cuestionar el mito del amor romántico, partiendo de experiencias autobiográficas. Analiza los elementos sociales y culturales presentes en situaciones ‘románticas’ cotidianas para deconstruir este mito que sustenta el sistema patriarcal. Y todo a través del humor y la parodia. Porque, como decía un sabio: “el humor es la mejor herramienta para tratar los asuntos serios”.
M, o sea, Yo, tengo fecha concertada para casarme. La decisión la tomo con mi pareja 3 meses después de conocerlo, fruto de una obnubilación y un enamoramiento profundo. Me siento -o creo sentirme- plena, sensación que llevaba años persiguiendo. Sin embargo, a pesar de esa búsqueda incesante, nunca había albergado -o creía no albergar- la idea de contraer matrimonio -«las bodas no son para mí», pensaba-, pero me ilusiona muchísimo la preparación de toda la parafernalia que rodea a una celebración de este calibre. Sin embargo, la nube a la que me había subido se había ido disipando, dejando entrever los trapos sucios que se ocultan tras la fotografía de ‘relación maravillosa’. Y a esto se une que se desata una pandemia. Mundial. Afecta a todo el planeta. Y nos encierran durante casi tres meses, obligándonos a posponer la celebración. Y las consecuencias de parar nuestras vidas de esta manera abrupta nos conduce, a la manera de tragedia griega, a la cancelación absoluta del enlace y a la ruptura de la pareja.