Foto: Danny Willems
En su primera incursión en la música clásica, la coreógrafa belga Lisbeth Gruwez se une a la pianista francesa Claire Chevallier en un ejercicio de investigación en la música del impresionista francés Claude Debussy.
En Piano Works Debussy el movimiento sugiere antes que expresa, según la idea del compositor de Preludio a la siesta de un fauno de lograr una ‘música inmateroal’ y despertar así la imaginación del espectador para que, con absoluta libertad, pueda crear sus propios paisajes emocionales.
La confluencia de las dos artistas se desarrolla en un espacio entre lo contemporáneo, el territorio en el que Gruwez ha creado un lenguaje corporal propio, y lo clásico, que representa Chevallier, quien el pasado año grabó el disco que da nombre a este espectáculo que ahora presentan en el Festival de Otoño. El resultado es un recital coreográfico donde cada momento hace brillar la vida.