Fotos: Javier Naval
Nuestros Muertos pone sobre la mesa la violencia ejercida por dos fuerzas que marcaron profundamente la historia de nuestro país: ETA y el franquismo. Aún presentes en el debate actual, en esta obra dialogan el dolor con la aceptación, así como el recuerdo de un pasado que atemorizó a una democracia incipiente.
Una mujer octogenaria acepta tener una entrevista con el preso de ETA arrepentido que mató su hijo. Durante la conversación, que alterna la serenidad e incluso el buen humor con una tensión y un dolor a veces difíciles de soportar, se van desgranando muchos de los temas esenciales de estos años terribles en que ETA ocasionó más de ochocientos muertos, rompió miles de familias y desangró a todo un país. Pero también, durante este diálogo plagado de silencios y preguntas sin respuesta, la mirada se va a ir hacia la represión franquista, que arrebató la vida del padre de la anciana ochenta años antes y provocó una dictadura de casi cuarenta años y dejo más de cien mil desaparecidos por todo el país. Así pues, este es un diálogo donde el coche bomba etarra convive con las pistolas de una cuadrilla de falangistas, para adentrarnos en la terrible soledad de quien fue víctima de ambos.