Puede que estemos en el límite, puede que la vocación flaquee y, también, puede que estemos a punto de lanzar el móvil contra la pared por grabarnos otro casting más… pero, mientras todo eso sucede, hemos decidido tomar este espacio con nuestra voz. Una voz colectiva, pero también singular. Una voz que se abre paso con la ligereza de las palabras, el cemento del pensamiento y la fuerza de la filosofía: precisa, alada e implacable.
Este espectáculo es una invitación para adentrarse en el espacio de la literatura y de la ficción, un lugar para hallar un consuelo que nos permita impulsarnos ante el incierto porvenir. La identidad puede ser una carga pesadísima, por eso el escenario nos ofrece otro pliegue: poder encontrarnos siendo otros y, en esa otredad, descubrir el valor y el coraje de ser uno mismo.
Hemos tomado este espacio mientras la vida sucede, para vivir una ficción que se sabe ficción y, por eso mismo, es más real que cualquier verdad.