La primera vez que oyes hablar del capacitismo, te das cuenta de que estamos en la era de la productividad. Todo ser humano tiene que servir para algo y parece que Dora sólo sirve para el sexo. Es una pieza repleta de humor negro, música y sobre todo de temas que hay que poner sobre la mesa. Nuestra Dora recoge la herencia del interrogante que Nora abrió con aquel portazo en aquella Casa de Muñecas y multiplica las preguntas.
En esta versión de Las Neurosis sexuales de nuestros padres de Lukas Bärfuss, hay varias realidades, como en el mundo de Dora. Dora es un personaje, tiene dieciséis años y algún tipo de ‘anomalía’ (como dice su madre). Cuando deciden quitarle la medicación, despierta al mundo. Una directora de teatro ha decidido contar esta historia. Pero cuando llega al teatro, no hay actores. Solo está Dora, presente en su historia.