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Por Sergio Díaz
Nuestra sombra tiene cuatro patas
El lobo, la loba, son los animales más maravillosos que existen, al menos para el que suscribe, que los ama y siente pura fascinación por ellos desde que tiene uso de razón. Forman parte de mi vida y de mi piel. Quizás por ser los animales más odiados por los hombres. Quizás por ser un símbolo ancestral de libertad. Quizás porque en otra vida fui yo lobo (ahí ya me flipo un poco).
Clarissa Pinkola Estés, doctora en psicología etnoclínica, poeta y autora de Mujeres que corren con los lobos, tardó más de veinte años en dar forma a este enorme ensayo que combina sus estudios de psicología y comportamiento animal, con el legado oralmente recibido de las ancianas húngaras de las que provenía su linaje. Así ha construido un perfecto manual para aquellas mujeres que quieran conocerse, sanar sus heridas emocionales y conectar con esa loba fuerte y sabia que les ayudará a ser libres. Up-a-Tree Theatre ha conformado un espectáculo alrededor de cuatro cuentos extraídos del ‘best seller’ de Clarissa que transitan por conflictos comunes a la experiencia de ser mujer en el mundo. Cuatro intérpretes (Marta Cuenca, Esther Ramos/Raquel Pardos, Andrea Nespereira y Ximena Vera) escenifican coralmente los cuentos que abordan temas como represión del instinto, la vocación creativa, el encuentro con la depredación y el renacimiento y se adentra en el complejo recorrido identitario de la mujer para reconocerse en universos que le son siempre impuestos. Esta obra es un canto de libertad para reencontrarse con la verdadera esencia femenina.
