La oportunidad de hablar en una boda es algo que Maite no puede dejar pasar. Más aún cuando ya lleva algunas copas encima. Allí, delante de un conjunto de lo más variopinto de familiares y amigos, Maite se da cuenta de que debería haber hecho caso a la lista de consejos para un buen discurso de boda que había leído en internet. Sin posibilidad de dar marcha atrás, Maite pasea por las circunstancias de su vida que la han llevado hasta ese momento. Especial importancia adquiere la ‘parejita’: su hermana y la mujer de ésta que, desde el público, observan cómo Maite se sumerge en un pasado donde no todo son recuerdos felices. Con la memoria siempre presente de su padre, Maite hace un repaso de personas que con sus actos, inocentes o no, la han convertido en la mujer que es, con sus traumas y sus fortalezas.