Despacho de psiquiatría de un hospital público de Madrid. En la sala de espera, tres personas completamente desconocidas esperan impacientes para contar su historia. Tres realidades muy distintas con un punto en común: perder la razón es lo único razonable.
El precio abusivo de los alquileres en la ciudad, la medicación como solución inminente sin ir acompañada de una buena terapia y la frustración, convierten a la rabia en el eje central de la obra, provocando que estos personajes cotidianos se vean abocados a tomar decisiones extremas, terminando, no sin esfuerzo, en el despacho de esa psiquiatra cuyas prioridades están muy alejadas de sus pacientes.