«Buen amigo, por Jesús, abstente de cavar el polvo aquí encerrado. Bendito sea el hombre que respete estas piedras y maldito el que remueva mis huesos».
Con estas palabras recitadas con voz grave mientras el negro funde el escenario y el patio de butacas comienza la obra. De manera premonitoria, el epitafio que el propio Shakespeare encargó grabar en su lápida para ahuyentar a los ladrones de tumbas y evitar que movieran sus huesos del lugar de descanso marca la dirección de los acontecimientos que le sucederán a nuestros personajes.
Un actor, cansado de no lograr el éxito y viéndose infravalorado y rechazado por no tener un nombre conocido, esté a punto de abandonar su sueño. En un viaje a Londres, se separa de sus amigos y viaja decidido a conocer Stratford-upon-Avon, ciudad natal del gran Shakespeare y la Holy Trinity Church, iglesia donde descansan sus huesos. Ante su asombro, la iglesia está desierta, nadie venera al gran dramaturgo excepto él que después de unas horas y con algunos licores de más, reta al escritor a cumplir su profecía profanando su tumba en busca de manuscritos inéditos que puedan brindarle una última oportunidad de triunfar.
Todo esto lo conoceremos por un monólogo de Martín que contará en presente cómo suceden los hechos gesticulando y dramatizando algunas acciones y recapacitando ante el público sobre sus propios miedos y decisiones (“y me veo aquí, ante tus restos. El gran Shakespeare. Y yo: un don nadie. ¿Qué me queda a mí ya? Rendirme ante lo evidente y dedicar mi vida a subsistir sin un ápice de ilusión, renunciando a mi pasión. Londres… “a beber cerveza a Londres” dijeron. Y acabo aquí. Como un loco. Como uno de esos a los que torturabas entre tus páginas; un pelele, un juguete del destino como tu Romeo.
Es interrumpido tras romper el mármol de la tumba, ve el esqueleto sin cabeza y huye. A partir de ese momento, como Hamlet todo a su alrededor se vuelve confuso.
A partir de aquí, la obra trata de la vida de Martín. Su día a día con su pareja, con la amiga de ella y el primo de él. La maldición ha caído sobre él que ve en todas sus desgracias cotidianas la mano del fantasma del escritor que le va haciendo pasar por las mismas dificultades que pasó tanto él como sus personajes. Intercalando historia de sus obras más emblemáticas (Hamlet, Otelo, El Rey Lear, Macbeth) pero también con toques de humor en determinados momentos haciendo eco de Mucho ruido y pocas nueces o El sueño de una noche de verano.
Uno de los pilares de la obra será el paralelismo entre Martín y William Shakespeare. Se utiliza en la propuesta interliteratura conociendo de diferentes formas la obra del autor.
El destino, la Fortuna y el determinismo propio del Romanticismo envuelve a los personajes modernos como envolvió a los personajes de la época siglos antes.