Antonio Machado ya cantaba a las dos Españas antes de sufrirlas. Paradigma de amante del país, siempre quiso mejorar esta tierra y empujó por ello una República en la que creía. Estuvo con ella desde el minuto uno y la defendió hasta el final frente a quienes la abandonaban en una guerra fratricida.
Al otro lado de la trinchera su hermano mayor, Manuel, aquél que le condujo en sus primeros pasos poéticos y vitales, aquél a quien siempre pudo recurrir estaba ahora en Burgos, del lado de los sublevados, diciendo que no había dos Españas sino una, grande y acaudillada España.
Pocas familias literarias ejemplifican el desgarro que provoca una guerra civil como la de los Machado. Durante tres años, los hermanos, que se sabían en bandos opuestos, no quisieron criticarse, pero tampoco se hablaron. Y cuando Manuel quiso encontrarse con Antonio, el diálogo ya no era posible. Nosotros ponemos el teatro que les permita ese encuentro que no pudieron tener.
La obra plantea el encuentro de ambos hermanos en la casa familiar de Madrid, después de acabada la contienda, donde repasan su vida literaria y familiar, un encuentro que de ser posible, hubiera permitido a los dos hermanos explicarse y reconciliarse.