Se trata de un ‘Auto para siluetas’, como bien describe el autor en el titulo de su obra, protagonizado por meigas valleinclanescas que no buscan otra cosa que presentarnos una sociedad perdida en la lujuria, la avaricia y la muerte. Una sociedad tan real como onírica donde la mujer cobra un papel fundamental a la hora de tomar decisiones y armarse para conseguir su objetivo: una vez más, la libertad.
Esta obra nos envuelve en una atmósfera de farsa y esperpento para buscar entre las entrañas del humano más animal y hacernos estremecer con los instintos más vivos y olvidados de nosotros mismos.
Quiebra la línea de lo injustificable para defender un teatro vivo, excitante y cargado de preguntas.