Dos caballeros estudiantes encuentran en las orillas del río Tormes a un niño de once años llamado Tomás que pretendía encontrar en Salamanca un amo que a cambio de sus trabajos le diese estudios, propuesta que los estudiantes aceptan de buen grado. Al poco tiempo, por su fidelidad y buen servir, se convertiría en compañero y no en criado, alcanzando gran popularidad en la Universidad por su notable ingenio.
Esta versión de la obra original cervantina funde el teatro textual y físico con el flamenco en directo, símbolo del quejido y el grito de la locura del protagonista, y con un espacio sonoro que termina de construir las atmósferas, convirtiendo las composiciones musicales en verdaderos referentes con valor narrativo.