Basado en tres historias reales, este monólogo ahonda sobre la presunción de inocencia y la justicia de nuestro país mediante tres casos que no dejó a nadie indiferente. El público se convierte en un visitante, un oyente, los tres condenados, interpretados por un mismo actor, les contarán sus experiencias e intentarán convencerles de sus motivaciones desde su punto de vista. En su día ya fueron juzgados, incluso antes de celebrarse un juicio. ¿Es posible que al final de su relato justifiques sus terribles actos?, ¿podrías decidir tu su condena?, ¿coincidiría con la que realmente se les impuso?
Una obra cruda, en ocasiones explícita pero que deja una reflexión en el espectador mediante una difícil decisión.