Sebastián Alonso Roca, un hombre de mediana edad que atraviesa un momento crucial en su vida, acude invitado a un acto organizado por la asociación de vecinos para conmemorar los cincuenta años de su barrio, uno de esos barrios creados para acoger a la bolsa de población inmigrante en el extrarradio de la Barcelona de los 70. Sus recuerdos le llevan al verano del 77, el más largo e intenso de toda su vida, cuando este hijo de obreros, fantasioso y culposo, en un contexto de luchas políticas, vecinales y sindicales, conoce la Piscina de Sal. Y empieza a fascinarse con ese entorno libre, mágico, decadente, en el que una galería de personajes y de acontecimientos le dibujan un mundo nuevo: la primera manifestación LGTBI, la ley de peligrosidad social, los supervivientes de las cárceles del franquismo, formar familias y colectivos para protegerse, las primeras jornadas libertarias y el verano de la anarquía, activistas y poetas, la contracultura, los locales y los artistas de El Paralelo, cabareteros y exagerados, putas, maricones y travestis. Lo que comienza siendo un verano anecdótico se convierte en la mayor aventura de su vida.
Esta obra de Secun de la Rosa es un monólogo que transita por la comedia dramática contemporánea, conducida por un único actor, un personaje principal y una galería de espejos, presentada en un mismo espacio.
Una obra emotiva, un homenaje a la poética de luchadores y libertarios, de héroes anónimos. Donde la comedia nace de la situación y los personajes, y la emoción de vivencias creíbles, con carne, y de la tragedia del día a día.
Esa tragedia que sería insoportable si no apareciese a cada instante una ráfaga de alegría en forma de diálogos divertidos, situaciones cómicas y momentos tiernos. La pieza se perfecciona como una ficción reflejo de una realidad, de un tiempo y un lugar en el que la lucha de unos pocos fue el primer paso para conseguir derechos y libertades, porque también es necesario que el teatro cumpla su función social.