Las penas saben nadar es una obra que te ofrece un retrato agridulce de la vida y del mundo de la interpretación.
Dentro del marco de un Festival de Monólogos, Greta, como le llaman algunos compañeros de trabajo, sale a escena sin previo aviso. Una vez allí, y con el pretexto siempre truncado de interpretar La voz humana, comienza a confesar, entre tragos, pedazos de la historia de su vida: la experiencia con diversos directores, actrices y actores; el recuerdo del entorno familiar y escolar; la añoranza por el distanciamiento de una hija a la que no ve hace años; las frustraciones amorosas; los deseos incumplidos; los sueños por realizar. Todo se devela sobre un círculo de profunda soledad, en medio de una vorágine de sentimientos, pero pleno ante la entereza de una mujer que ha dedicado gran parte de su existencia al muchas veces ingrato arte de la interpretación.