La belleza es tan grande que cuando nos visita no cabe en nuestro corazón y sufrimos porque nos gustaría hacernos más amplios para darle sitio. Pensamos que quizás podemos hacer espacio sacando recuerdos y trozos de dolor esparcidos, o fealdades atornilladas a la memoria, pero vemos que eso es imposible porque ya forman parte de nosotros. Entonces sólo nos queda transformarnos para crecer. Crecemos todo lo que podemos para que la belleza tenga sitio, pase y se quede, y al crecer las articulaciones y los músculos de nuestra alma sufren, se resquebraja lo que pensábamos sólido, se tambalea lo que considerábamos fijo y sentimos miedo. Entonces solo nos queda llamar tímidamente a la única fuerza que podrá ayudarnos para continuar: la valentía.
En La valentía, una pareja de hermanas, Guada y Trini, han heredado la casa familiar en la que pasaban sus veranos en el campo. Las dos aman la casa, pero tiene un pequeño problema: a cinco metros de la puerta de entrada pasa una autopista. A pesar de eso, Guada quiere conservarla y ha decidido quedarse para pasar el invierno, pero Trini está preocupada con la obsesión que le ha entrado a su hermana con la casa y quiere sacarla de ahí cueste lo que cueste.
La valentía es la última obra escrita y dirigida por Alfredo Sanzol, Premio Nacional de Literatura Dramática 2017.