Me muevo desde la necesidad de romper con la normatividad, de arrastrar lo hegemónico hacia los márgenes. Porque es hora de colectivizarnos en nuestro dolor y en nuestra rabia, de dejar de cuestionar nuestras identidades y empezar a cuestionar lo que nos rodea; de utilizar de forma fehaciente el cuerpo como herramienta de expresión, y no solo de ejecución; de olvidar la neutralidad y funcionar desde la empatía; de abandonar la idea de igualdad y visualizar un enorme abrazo a nuestras diferencias, que no supongan, sin embargo, un motivo de discriminación.
Por eso, me pienso. Por eso, me cuestiono. Por eso, La Revisión.