Si supieras que nunca vas a morir… ¿seguirías sintiendo de la misma manera?, ¿vivirías igual?, ¿serías capaz de emocionarte con las mismas cosas?
La noche del Sr. Smith es una obra que nos mete en la piel de un anciano que, ante el dolor de ver cómo su mujer se apaga poco a poco víctima del alzheimer, una noche imagina un mundo utópico donde todos somos inmortales. El anciano entonces recuerda un anuncio de televisión que vio en su juventud, y decide seguir con ese sueño de inmortalidad, ya que al fin y al cabo, los sueños nunca mueren.
La obra escrita por Javier Hernando Herráez y dirigida por Pedro Casas, cuestiona el hombre del futuro, un transhumano inmortal, alguien con toda la experiencia de todas sus vidas pero que ha olvidado la emoción y ha dejado de sentir. Esas sensaciones que nos emocionan, que nos hacen sentir vivos, se pierden en la eternidad de los recuerdos y ya solo nos provocan frío…
Desde el inicio de los tiempos el ser humano siempre ha tenido afán por la eternidad, y eso, a día de hoy, sigue vigente en nuestra conciencia colectiva gracias a los avances científicos: el envejecimiento se retrasa y la capacidad para ser joven aumenta, aunque llega un momento donde la naturaleza prevalece. Somos la sociedad del deseo, la sociedad de la seducción. La necesidad de ser inmortales se acrecienta, queremos ser jóvenes de por vida, vidas llenas de experiencia, llenas de emoción, llenas de imágenes en forma de GIF.
Esta es una historia actual y podría ser autobiográfica para muchas personas: «mis abuelos durmieron siempre en la misma cama. Incluso cuando mi abuela tenía alzhéimer y se había olvidado de todo, hasta del nombre de mi abuelo. Cuando mis abuelos celebraron su sesenta aniversario de boda, mi abuela ya no podía comerse un pastel ni sujetar la copa de champán». Y es esta la noche en la que el Sr. Smith decide contarle un cuento a su nieta y le cuenta además, un anuncio que vio por televisión y que aseguraba que la generación de sus nietas podrían ser eternas.