La Maricarmen es un drama lleno de humor o una comedia con un poso de amargura, como prefiera mirarse. Ella, Maricarmen, es en cualquier caso de esas personas que siempre sabe sacarle la punta positiva a las cosas, pese a ser consciente de que, con una excusa u otra, ha ido dejando pasar todos los trenes de vida. Y tampoco consigue mermar su espíritu de superviviente el hecho de que ahora penda sobre ella la amenaza de una orden de desahucio.
Y es que cuando mujeres como la Maricarmen creen que están tocando fondo, siempre encuentran resortes para salir a flote. En su caso, uno de los principales resortes son las canciones con las que llena sus días, canciones que, en sus fantasías, van a conformar el espectáculo con el que pretende homenajear a su admirada Mary Santpere. Porque Maricarmen siempre quiso ser artista. Y esto es algo que nadie, nadie, le va a usurpar.