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El genio que ayudó a acabar con Hitler
Fotos: Javier Naval y Elena C. Graiño
El nombre de Alan Turing, así a simple vista, quizá no les diga mucho. Pero es de vital importancia en el desarrollo de nuestra historia como civilización. Al igual que los de Antoni van Leeuwenhoek, Stanislav Petrov, Rosalind Franklin, Katherine Johnson, Stanislav Petrov, o más recientemente el de Marcus Hutchins, por citar sólo algunos. Son hombres y mujeres cuyas hazañas no nos vienen a la cabeza de primeras, de las que desconocemos casi todo, pero sin sus aportaciones el mundo sería otro muy distinto al que conocemos.
Claudio Tolcachir dirige este montaje de Benoit Solès (inspirado en la obra de Hugh Whitemore Breaking The Code, basada a su vez en Alan Turing: The Enigma, de Andrew Hodges). La pieza está protagonizada por Daniel Grao (el estelar protagonista de HIT) y Carlos Serrano. Ambos nos contarán la historia de Alan Turing, un matemático, informático teórico, criptógrafo -entre muchas otras cosas- británico, que es considerado uno de los padres de la ciencia de la computación y precursor de la informática moderna. Durante la Segunda Guerra Mundial trabajó en descifrar los códigos nazis, particularmente los de la máquina Enigma, un gran ingenio alemán que transmitía comunicaciones cifradas en código morse. Para lograr descifrar ese complicadísimo código diseñó uno de los primeros computadores electrónicos programables digitales. Quizá ese sea uno de sus logros más conocidos, porque con su aportación cambió el curso de la guerra. Pero fue el primero en plantearse si las máquinas tenían la capacidad de pensar y ha ayudado a avanzar en campos tan importantes como la Biología Molecular, las Matemáticas, la Filosofía y la Lógica.
Y la paradoja de todo esto es que no tenemos ni idea de quién es. ¡Ah! y lo mejor de todo es que en su país natal se le juzgó por ser homosexual (igual que a Oscar Wilde), vio cómo su carrera profesional se hundía por ese ‘indecente delito’ y la condena que le impusieron fue la de someterse a castración química (era eso o la cárcel). Murió poco después, posiblemente envenenado al comer una manzana -como Blancanieves-, en el más absoluto de los olvidos. Por Sergio Díaz
Manchester. Invierno de 1952. Tras haber sufrido un robo en su casa, el profesor Turing presentó una denuncia en la comisaría. Debido a su aspecto poco convencional, al principio el sargento Ross no lo toma en serio. Pero su presencia no escapa a los servicios secretos. Y por una buena razón, Alan Turing es un hombre con muchos secretos… Desde su increíble determinación de descifrar el código ‘Enigma’, hasta su carrera irreprimible para entender el ‘código’ de la naturaleza, descubrimos a un hombre atípico y entrañable, inventor de ‘Una máquina pensante’, auténtica génesis de la inteligencia artificial y las computadoras…
Marcado para siempre por la muerte de su amigo de la infancia, Christopher, Alan Turing finalmente será condenado por homosexualidad y terminará sus días, al igual que Blancanieves, comiéndose una manzana envenenada… Aquí está el extraordinario destino de un genio que permaneció injustamente en la sombra y que fue aplastado por la bien pensante maquinaria de la Inglaterra de los años cincuenta.
¡Un hombre que había cambiado el mundo!
