La lengua materna, es una comedia que habla sobre la pérdida. Sobre la lucha de tres actrices por sacar adelante un espectáculo, donde se confunde realidad y ficción.
La lengua materna es teatro dentro del teatro. Es contar la realidad más cruda, sin perder nunca el humor.
Tener la última palabra. Encontrar la escena que tú y yo nos debemos. La escena que toda actriz desea: emocionante, fresca y profunda, que haga reír pellizcando la entraña. Tres mujeres. Tres actrices. Dos madres. Tres hijas. Tres conversaciones pendientes. Tres voces, tres idiomas tan distintos y personales, que son el mismo. La lengua materna.
«No se puede escapar de la propia sangre. Es lo que hay. Esa carga genética siempre está ahí. La maravillosa herencia del ADN, que viene conmigo y me enreda en su tela de araña. Ya está en mis hijos, asomando la patita. La veo. Y me la echarán en cara, quizás, un día, como una factura pendiente. Igual deberíamos ajustar las cuentas. Saldar deudas, limpiar los cajones. Sentarnos, y charlar. Al fin y al cabo, hablamos el mismo idioma. Tú me lo enseñaste. Mis hijos ya lo van aprendiendo. Es la lengua materna. Y con ella quiero tener la última palabra. Hacer y deshacer, ir y volver en la acción. Es lo bueno de ser actriz. Que puedes volver a empezar todo el rato».