Todo grupo de amigos se junta para charlar, tomar algo, cotillear, malmeter,… En fin, costumbres. La nuestra es tomar el té un mismo día, a una misma hora. Hay una que llega antes, y una tardona. Porque siempre hay un tardón. Y la que se queja, pero la nuestra está de viaje. Dejamos pasar el tiempo viendo como se infusiona nuestro té y siempre acabamos hablando de lo mismo.
Pero hoy no hay té preparado. Podría parecerte una tontería, pero para nosotras es un imposible. Aunque hayan secretos, manipulaciones, peleas… La hora del té es la hora del té. Pase lo que pase. Sí, o también.
Así que bueno… un desliz, lo tiene cualquiera. Todos tenemos deslices y a nadie le gusta hablar de ello. Es más, intentamos por todos los medios que nadie nos pregunte sobre ello y fingir normalidad. Mucha normalidad.