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¡La comedia más divertida jamás vista en Broadway!
Ganador del Premio Olivier a la mejor comedia, este espectáculo es una mezcla entre Monty Python y Sherlock Holmes. La función que sale mal nos presenta a un grupo de teatro amateur en el estreno de su obra de misterio en la que, como el propio título sugiere, todo lo que puede salir mal, ¡sale mal!
Los intérpretes propensos a los accidentes luchan contra todas las adversidades hasta la bajada final del telón, con unas consecuencias divertidísimas y que logran que cualquiera estalle de la risa.
Se trata de una comedia que muestra a una compañía de teatro bastante inútil tratando de representar una obra de misterio en el estilo de La Ratonera de Agatha Christie, es decir, asesinato en una casa aislada, varios personajes que podrían ser el asesino, un detective, y sorpresa al final (este tipo de obras suelen llamarse coloquialmente ‘whodunit’ en inglés). La obra en cuestión se llama Murder at Haversham Manor, y la compañía ficticia que la representa Cornley Polytechnic Drama Society, y hay muchos detalles para hacer creer que lo que se va a ver es de verdad una obra con esa compañía ficticia: los carteles, los programas, nombres de actores falsos o la presentación de la obra a cargo del ‘director’ de la compañía.
Desde el principio el espectador ya puede suponer que nada va a salir bien en esta producción –mientras se van llenando las butacas ya se ve a actores en el escenario, interpretando a técnicos de teatro dando los últimos (y desastrosos) toques al escenario, todo parece que se va a caer, y no queda muy claro que estos ‘técnicos’ sepan lo que están haciendo– incluso tienen que pedir ayuda a alguien del público para clavar un estante.
En realidad el argumento de la supuesta obra es lo de menos, porque esta producción va de la -probablemente- compañía más inepta de la historia del teatro. Actores y actrices que hacen de muertos y se mueven, atrezzo que se rompe, actores que no se saben el guión o no aparecen en escena cuando deberían, o actúan de una manera sincopada y muy poco natural, una puerta que no se abre y obliga a los actores a entrar a escena desde un lateral, cuadros que se caen, golpes y accidentes inesperados, incendios, un ascensor que funciona mal, y un técnico de luz y sonido tan brillante como el resto de miembros de la compañía.
La función que sale mal ha cautivado a más de 8 millones de espectadores desde su estreno en el West End en Londres (2012), logrando los mayores premios en su categoría.
