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La extraña pareja, de Neil Simon, es uno de los clásicos de la comedia norteamericana. Estrenada en Broadway en 1965 ese mismo año fue galardonada por 4 premios Tony. A día de hoy sigue siendo una obra de teatro hilarante y, en su versión femenina un texto rompedor de estereotipos de género.
Flora es una mujer de ‘taitantos’ años a la que su marido acaba de dejar. Derrotada y sin saber a dónde ir, empieza a plantearse la idea del suicidio. Su amiga de toda la vida, Olga, consciente de la depresión en la que ha caído, se ofrece voluntaria para acogerla en su piso hasta que se recupere.
¿El problema? Las dos son como el día y la noche. Olga es romántica, extrovertida y un completo desastre. Flora es más bien tímida, hogareña y obsesa del orden. El conflicto está servido. Y la situación irá complicándose poco a poco hasta volverse totalmente insostenible para ambas…
En esta versión de La extraña pareja las protagonistas cambian de sexo y se trasladan a un pisito en la Gran Vía de Madrid pero la esencia es la del clásico de Broadway, consiguiendo arrancar las carcajadas y el aplauso del público con su convivencia imposible.
Fiel al estilo de la original, lleva además la historia al terreno de la igualdad de género, siempre desde una óptica inteligente y ácida con diálogos y conflictos de actualidad y personajes con los que uno se identifica fácilmente. El director, Andrés Rus, ha querido servir una ración generosa de risas con una guarnición de reflexión en una revisión muy original de todo un clásico.
