Por Álvaro Vicente
El dúo Los Torreznos, con su práctica artística tan incuestionable como inclasificable, a camino entre lo performático, el llamado arte de acción y un teatro experimental, desarrolla bajo este título tan genérico y, a la vez, tan irónico, un trabajo que juega sobre la base de lo que podría ser una conferencia acerca de la cultura, que se va descomponiendo desde diferentes puntos de vista. La obra se apoya conceptualmente, primero, sobre la idea de que no hay nadie inculto, pues la cultura es un producto meramente humano. De hecho, dicen ellos, “si te cortan la cabeza no hay cultura”. Pero una definición más restringida nos llevará a ver la cultura como ese algo elevado que permite cierto tipo de trascendencia y disfrute existencial, con lo que igual ya no todos los seres humanos son cultos. La última prerrogativa conceptual que usan Jaime Vallaure y Rafael Lamata dice que “la cultura es un pasatiempo de la muerte: Los Torreznos siendo seres humanos occidentales, desde pequeños estamos interesados en la cultura, no nos separamos de ella ni para dormir, participamos del espectáculo, amamos a los otras especies de seres vivos, nos relacionamos con seres verdaderamente incultos, y por eso hacemos este trabajo”.