Foto: Danilo Moroni y Juan Carlos Toledo
La casa sin número se enmarca en la línea de trabajo que Teatro Defondo ha desarrollado durante los últimos años. Sus principales señas de identidad son la creación dramatúrgica, a partir del trabajo actoral y lenguaje escénico original; al que se une la productora teatral Meditea.
Principio de los años 80. En lo alto de una colina, donde se agolpa un pueblo blanco, hay una casa sin número en la puerta. Al amanecer, se oye un disparo en su interior; y el cuerpo del padre Santos aparece sin vida. Las gentes del pueblo llaman a la puerta. Sus habitantes, cuatro sacerdotes y una monja, que viven recluidos en el silencio, ven peligrosamente amenazado su anonimato; y con él, su propia vida. El Padre Amalio, enviado por el obispo a la casa sin número, tendrá que hacerse cargo de la situación. A través de él, descubriremos qué misterios encierra esa muerte; y saldrán a la luz los secretos de los habitantes de la casa. El silencio que se rompió con un disparo; ahora sólo puede coserlo una confesión.