Bernarda Alba ha enviudado por segunda vez y decide recluir a sus hijas durante ocho años en la casa para guardar el luto. Angustias, la hija mayor del primer marido, es pretendida por Pepe el Romano, que quiere casarse con ella por su dinero. Entonces, Adela, la hija menor, la más rebelde, mantiene relaciones con Pepe a escondidas, ante la envidia de su hermana Martirio, la resignación de Amelia y la amargura de Magdalena. Poncia, criada de la casa y la única que mantiene el contacto con el exterior, trata de prevenir a Bernarda de la tormenta que se está preparando en su casa y que acaba por desatarse. Al final de la obra, cuando Adela cree que Pepe ha muerto, disparado por Bernarda, decide suicidarse.