Levantarse cada mañana pensando que no hay futuro es una sensación que hoy en día asoma al pecho de muchos y que condiciona la vida de Johnny Chico, el protagonista de esta emocionante pieza del autor australiano Stephen House.
Un valiente monólogo que trata el conflicto de identidad personal y sexual que vive un joven marginal, que trata de subsistir en una gran ciudad recién llegado de un pueblo, escapando de la violencia familiar y la incomprensión. Pinceladas de ternura, humor, crudeza y emoción, pero sobre todo de realidad, componen esta obra en la que Víctor Palmero da vida a cerca de una decena de personajes: el protagonista y todos aquellos que interactúan con él.
En Johnny Chico no hay concesiones, ni tampoco perdón. Es sólo una historia más de un chico que no cuadra en la realidad en la que vive, ni en el cuerpo en el que convive; pero que, aún y así, trata de sobrevivir al mundo que le rodea a pesar de no encajar en el mismo y busca lo mismo que, en el fondo, buscamos todos: ser amado y aceptado.
Una oda fuckgender en lucha contra la LGTBIQ+ fobia… «porque no importa en absoluto quién eres o lo que llevas puesto; lo que quiere que seas: él o ella, hombre o mujer… porque al final todo es lo mismo cuando te desnudas».