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Instinto de superación
Por Sergio Díaz
Carme Portaceli dirige esta versión con Ariadna Gil encabezando el reparto, acompañada de Jordi Collet, Gabriela Flores, Abel Folk, Pepa López, Joan Negrié y Magda Puig.
Jane Eyre está considerada como una de las primeras novelas feministas, aunque su autora, Charlotte Brontë, tuvo que firmarla con pseudónimo -con pseudónimo masculino, claro, para que pudiese ser publicada- y permaneció largo tiempo en el anonimato, a pesar de que la obra obtuvo un éxito inmediato… pero en una época no muy dada a alabar el éxito de las mujeres (más o menos como ahora). Charlotte Brontë da voz a Jane Eyre para que ésta hable abiertamente sobre las injusticias de su mundo. Y es que Jane Eyre es la viva imagen de la superación. Es silenciada cada vez que intenta destapar una injusticia, pero ella no acepta esa servidumbre de mantener la boca cerrada y se eleva para que todo el mundo la oiga. Porque ella es la voz de los pobres que saben de su condición, pero que no asumen ser inferiores, simplemente porque no lo son. Ella es la voz de las mujeres cuando las mujeres eran un mero objeto decorativo de puertas para fuera y un animal de carga de puertas para adentro. Ella sabe de su condición de mujer, pero no asume ser inferior, simplemente porque no lo es. Una y otra vez va superando los obstáculos que esa sociedad retrógada le imponía y sale adelante con su enorme inteligencia y tesón, guiada por una fuerza que la supera, la fuerza del amor, cuando el amor no pretende encerrarte, si no que te da alas para enfrentarte al mundo.
Charlotte Brontë es Jane Eyre. Y Jane Eyre puede ser todas las mujeres que quieran ser libres y no se conformen con un mundo injusto. “Si todos obedeciéramos y fuéramos amables con los que son crueles e injustos, ellos nunca nos tendrían miedo y serían cada vez más malos. Si nos pegan sin razón tenemos la obligación de devolver el golpe, estoy segura, y con fuerza, para dejar claro a los que lo hacen que no lo pueden repetir”. Palabra de Jane.
