Jaime, el gran dramaturgo, ha olvidado por completo quién es, y será Laura, su directora de cabecera, y Pedro, joven promesa de la escritura teatral, quienes le ayuden a reencontrarse.
Aunque yo, como autora, no se lo pondré nada fácil. Esta obra ocurre en mi escritorio, desde ahí transporto a estos pobres artistas a una multiplicidad de lugares que para evocar la entropía que conlleva la comedia y la propia creación teatral.