Moha Gerehou es activista, periodista, escritor y experto en redes sociales. Ha sido presidente de SOS Racismo. Y desde todos esos lugares ha impulsado la conciencia y el movimiento antirracista. Últimamente lo preocupa mucho el empoderamiento que sienten bastantes personas para ser racistas. Un empoderamiento que viene incluso de la esfera institucional. Fue así como se le ocurrió infiltrarse en VOX. Porque ha repetido que es español más veces que el mismísimo Santiago Abascal.
Su intención era utilizar las siglas y plataformas del partido como altavoz para desarticular el mensaje discriminatorio que transmite esta organización política. También era esencial para él demostrar que en España el racismo se reconoce solo en las acciones de la entidad, pero tenemos que mirarnos más el ombligo: el racismo está caladísimo en la sociedad y lo desplegamos y exhibimos a todas horas. Buscaba, además, evidenciar cómo la desinformación es un arma esencial de la extrema derecha. Y analizar qué ocurre cuando una persona que se ha ganado una credibilidad social defiende causas antagónicas con su visión del mundo.
Moha debuta ahora en el lenguaje escénico para contar esta experiencia. Tremenda experiencia. No desiste de su tono de siempre: la ironía, el humor, la crítica. Se apoya en la tecnología ‘deep fake’, una técnica de vídeo en pleno auge que permite mostrar imágenes falsas del rostro de una persona, y de la que aquí se encarga el colectivo United Unknown.
La inmersión y transformación de Moha ha tenido un coste emocional para él. Pero es que no ser racista no basta: hay que ser antirracista. Y cuando una persona es antirracista es radicalmente optimista, y en eso coincide con el Teatro del Barrio, que produce e impulsa este espectáculo unipersonal y ya ha potenciado el activismo escénico invitando a explorar el lenguaje teatral a nombres que, como Moha, poco tenían que ver con él previamente, y ya ha utilizado el lenguaje teatral para denunciar discriminaciones estructurales.