En un mundo que se desmorona, donde los conflictos que crees dormidos vuelven a despertar, donde esa vieja enemistad ruso-americana renace con un montón de daños colaterales, cuando el mundo se mueve en una eterna guerra externa e interna, cuando la vida se toma como un video juego, donde las bombas nucleares son un ítem más. Quizá la pantalla invite a un segundo jugador y este sea la que menos se espera, la inesperada. Y al insertar su nombre, no se parezca nada a Vladimir o a Joe y no sea más que una ‘Lorena’ cualquiera. Una persona sin importancia, que durante unos segundos puede ser la más importante del mundo, porque a ella le han pasado el mando y un ‘ahora juega tú’, aunque no sepa muy bien qué hacer con todo esto.