El proyecto nace del duelo. Una muerte conlleva un reconocimiento, una situación liminar.
El vínculo se rompió. En un perro, mi padre y yo encontramos nuestra unión. ¿Y qué pasará cuando ya no esté?
No soy una persona valiente.
Me da vergüenza hablar con mi padre de algo que no sea fútbol.
No me atrevo a hablar con él.
Pero en el teatro algo se transforma. Actuando soy más valiente que en la vida real.
Así que decidí traerle a mi terreno, desconocido para él.
Tomando como punto de partida escenas cotidianas reales, la pieza se sirve de la épica griega para generar una distancia.
Un padre, un hijo y un perro nos unen a Odiseo, Telémaco y Argos.
A través de ellos profundizaremos en nuestros temores y nuestros secretos, en juegos constantes donde lo real y la ficción se entremezclan confundiendo al espectador sin saber quiénes hablan realmente: si personaje, persona real o actor.
Nos ayudamos de la ficción para excavar, desde nuestras entrañas, los rincones más oscuros que pueden existir entre un padre y un hijo.