Fotos: Carla Maró
Vivimos envueltos en relatos, medias verdades, versiones tergiversadas de la realidad, de ahí la dificultad para desentrañar la verdad de la ficción y la tendencia a construir nuestras propias ficciones. El teatro es una de ellas.
El escenario es como un acelerador de partículas. Es el espacio donde emerge la ficción, pero al mismo tiempo siempre es una nueva oportunidad para preguntarse de qué está hecha, cuál es su sentido y naturaleza y, en última instancia, para qué la necesitamos. Crear una obra es volver a hacerse la pregunta acerca de por qué contamos historias mientras construimos una.
Ficciones es un desfile desbocado y fragmentado de historias y personajes que se vale de la transformación y la máscara para reflexionar sobre la naturaleza de la ficción y sobre cómo esto incide en la construcción de quienes somos y de aquello en lo que creemos, en un mundo donde las fronteras entre realidad, ficción, verdad y mentira, se han diluido.