Hace muchos años, mucho antes de que se inventaran las cañerías de desagüe, los camiones de recogida de basura o la seguridad social. Cuando la peste y la lepra eran tan comunes como son hoy los escándalos de corrupción, existía en ciertas poblaciones una tradición muy particular: Un día al año, se abrían las puertas de la ciudad y se permitía el acceso a ella a todos aquellos seres que por su extravagancia o anormalidad habían sido repudiados y expulsados de ella. Durante ese día, esta ‘troupe’ de locos se paseaba por las calles de la ciudad y daba un grotesco espectáculo a sus habitantes, que miraban asombrados y curiosos, ocultos tras el cristal de sus ventanas.
El machismo y el abuso a la mujer, la aceptación ciega de las convenciones y el individualismo y, por último, la inmigración y los nacionalismos son los principales bloques temáticos de este montaje circular que sumerge al espectador en el mundo de los bufones, de aquellos personajes extraños, divertidos y sarcásticos, aquellos locos que vislumbran la verdad, que nos dicen y muestran lo que el ‘hombre normal’ no sabe o quiere ver o admitir.