¿Qué más podría pasar cuando estás a punto de perder tu casa y tu negocio? Que tu mujer te pida el divorcio. Ya… ¿pero qué más? Tener que volver a tu casa natal para cuidar de tu anciana madre, que está sola y seguro que se cae y se rompe algo… ¿Por qué está sola? Porque tu anciano padre se ha caído y se lo han llevado al hospital. ¿Cómo puedo parar mi embargo y acompañar a mi madre al baño a la vez? Contratando a una cuidadora. Ya… ¿pero y si la cuidadora crea más problemas de los que resuelve?
Padre, madre, hijo y cuidadora vivirán una experiencia que cambiará su futuro y la manera de relacionarse con los seres queridos.
¿Estamos preparados para cuidar de nuestros mayores? La obra ofrece un manual para vencer nuestro egoísmo y dar lo mejor de nosotros a quien ya no puede recompensarnos más que con una simple mirada de agradecimiento. ¿Se puede uno reír con la vejez, la enfermedad y la malísima relación entre un padre y un hijo? Sí, si es dentro tu propia familia.
El texto echa mano de recuerdos muy personales para contar una historia autobiográfica, pero rebosa lugares comunes con los que sentirse identificado. Un humor cómplice, sutil, sin estridencias envuelve la obra y nos distancia lo suficiente para poder apreciar el inmenso amor que prevalece en un matrimonio tras cincuenta años de convivencia.
Gabriel Olivares, otro habitual de la casa, produce esta tragicomedia que cuenta en el reparto con la veteranía de Tina Sainz y Eloy Arenas y la comicidad de Carmen Flores Sandoval y César Camino.
El sentido del humor es la tabla de salvación que propone Familia Camino para lidiar, de una manera soportable, con las emociones que provoca la familia.