El 24 de noviembre de 2012, casi un centenar de solicitantes de asilo, la mayoría paquistaníes y afganos, caminaron desde el campo de refugiados Traiskirchen, ubicado a veinte kilómetros al sur de Viena, hacia el centro de la ciudad, iniciando una acampada de protesta en el turístico parque Sigmund Freud y, posteriormente, ocupando la cercana iglesia Votiva durante más de tres meses. A partir de este acontecimiento y de su repercusión mediática, la Premio Nobel Elfriede Jelinek vomitó un texto sin principio ni final donde, asumiendo sin disimulo y conscientemente irónica la voz de los refugiados, lanza un órdago al dominante discurso eurocentrista.
Este amasijo de palabras obliga a dudar sobre si podemos asumir la voz del otro desde nuestro lugar de privilegio, y obliga al que quiere construir un artefacto artístico con este material a plantearse la propia representatividad de eso que es inaprehensible. Jelinek dice, dice, está constantemente diciendo y parecería que no está diciendo nada. Es la voz propia la que creemos tiene que ponerse a dialogar con la voz hegemónica del texto, a conflictuar, a tensionar. Quizás no haya nada que podamos decir sobre el otro desde aquí.
Un equipo comandado por el director Mikolaj Bielski (coordinador de Réplika Teatro) y Álvaro Vicente (director de Godot), ha partido de ese material de Jelinek para dar con una pieza de tres horas de duración que evidencia esa tensión de lo que se puede representar o no y de cómo hacerlo, para lo que ha sido necesario poner a convivir diversos lenguajes artísticos en busca de una poética de lo terrible capaz de sortear los lugares de ética dudosa que asaltan a un europeo blanco cuando quiere hacer arte a partir de las desgracias de otros hombres y mujeres que han nacido en otros lugares del planeta.
“En la actual situación de crisis sistémica -señala Mikolaj Bielski-, algunos representantes políticos han optado por la defensa de Europa desde la reafirmación de la identidad y la diferencia con el “otro”, como estrategias para legitimar un statu quo en crisis. La llegada de solicitantes de asilo a territorio europeo es uno de los elementos fundamentales en este nuevo escenario. El llamado drama de los refugiados y el uso espectacularizante del horror como instrumento sobre el que edificar antagonismos y legitimar un sistema económico inhumano a escala global, tienen las dimensiones de la tragedia clásica: atañen a lo identitario y a los mitos fundacionales de una civilización. Ponen en crisis y resignifican lo que somos.”
Esta es la base teórico-política sobre la que se sustenta un trabajo de investigación escénica que se viene desarrollando en residencia desde mayo de 2019 tanto en Naves Matadero como en Réplika Teatro y otras localizaciones, con el texto de Elfriede Jelinek como pretexto para elaborar un discurso escénico donde el “nosotros” cobre especial importancia.
Este proyecto no pretende hablar de la situación del refugiado. Aspira, más bien, a indagar artísticamente cómo la actual crisis migratoria nos significa, cómo Europa se define identitariamente en las fronteras, frente a otro. Y lo hace a través de una pieza compuesta de sucesivos cuadros escénicos que combinan la palabra vomitada, la música electrónica en directo, la construcción de imágenes, la acción física extrema, el ruido, el horror como materia teatral, el discurso político, la descontextualización, la confusión, el videoarte, la apelación directa al público, la búsqueda del sentido de la violencia o el límite temporal. Una sucesión de escenas, en definitiva, que navega en los lenguajes contemporáneos sin concesiones a la convencionalidad ni a la visión acomodada del hecho artístico.
El equipo artístico, además de Mikolaj Bielski (coordinador artístico de Réplika Teatro – Centro Internacional de Creación y Premio ADE José Luis Alonso para jóvenes directores por su pieza El éxtasis de los insaciables) y Álvaro Vicente, está integrado por el coreógrafo de origen israelí Nir de Volff, que bailó en su juventud para Pina Bausch y que con su compañía Total Brutal viene desarrollando desde 2007 un trabajo de danza, teatro y performance a escala internacional; la diseñadora de moda Cherry Massia; la artista visual y new media Elena Juárez o el iluminador Antoine Forgeron.