Encarnación es el mundo de cuatro seres en busca de aquella luz, de aquél foco que todo lo ilumina.
Yo, por ejemplo, yo corro maratones de 40 km.
Cuando llego al km 25, exhausta, con el cuerpo dolorido, a punto de perder la fe, ¿tú crees que yo dejo de correr? ¿Eh?
No. Yo sigo adelante. Hacia mi meta. Porque mi meta es superior a mi cuerpo. Ella permanece aquí, intacta, nítida, luminosa. Mi meta no se entrega, no se rinde, es coherente, es leal a sí misma, a mí. Porque yo soy ella y ella es yo.
Yo corro maratones. Sí. Pero no voy sola. Mi meta va conmigo.
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