Tennessee Williams + Frida Khalo
Fotos: Castagnello
A principios de esta década que está tocando a su fin se empezó a hablar de una nueva revelación en el teatro argentino, Romina Paula, una dramaturga y directora (novelista también) surgida de la siempre inquieta, bulliciosa y sorprendente escena independiente de Buenos Aires. Viene con la Compañía El Silencio para presentar El tiempo todo entero, que le valió el Premio Florencio Sánchez a la mejor obra argentina en 2010, y la retoma ahora, casi diez años después, porque Madrid era una cuenta pendiente que, por fin, se va a saldar. Se trata de un texto que tiene un tercio de Tennessee Williams, un tercio de Frida Kahlo y otro tercio de ella misma, de su particular poética y concepción del arte escénico.
¿Por qué Tennessee Williams? La más autobiográfica de sus obras, El zoo de cristal, es a su vez el texto que está en el origen de El tiempo todo entero. No hay en la pieza de Romina Paula ningún diálogo de la de Williams, pero sí está la tensión, la inquietud y ese clima opresivo tan perturbador, el mismo conflicto familiar y un personaje, el de la hija, frágil, inestable y prisionero de sus temores.
¿Por qué Frida Kahlo? En la pintora mexicana encuentra esa hija inadaptada de la obra un revulsivo para sus frustraciones. Romina Paula, a partir de estas referencias, compone un espectáculo vibrante que tiende un sólido entramado de situaciones, personajes y discusiones. El drama aflora en el escenario vivo, fluido, intenso, gracias también a la complicidad entre los actores. El mundo ya no es el de las obras precedentes. La madre es ahora independiente, progresista. La hija se revela dueña de sus elecciones, de su palabra y de sus movimientos, lejos de los arquetipos de la tragedia de Williams. Aquí todo el mundo es libre y, sin embargo, siguen encerrados, retenidos en un presente ardiente.