Fotos: Geraldine Leloutre
Antonio lo tiene todo: un buen trabajo, una buena esposa, una buena casa. Bernardo es su mejor amigo. No tiene nada. Ahora Bernardo se ha enamorado de Sophie, la mujer de Antonio. Por lo visto, es algo imparable. Sophie es artista. Atraviesa una crisis creativa que le ha provocado una alteración del lenguaje. Clara es la camarera del bar al que suelen acudir los tres. Tuvo ataques de ira en el pasado. Ahora lo tiene controlado. Más o menos. En esta historia, nada es lo que parece a primera vista.
Estamos en primavera, en un bar en medio de un parque. Uno de esos lugares donde ocurren cosas prodigiosas. Declaraciones de amor y amistad, desmayos, besos indefinidos, contratos apasionados, poesía callejera…
Ah, durante esta función se van a pronunciar exactamente doce mil trescientas veintitrés palabras. No es lo más importante, pero conviene no olvidarlo.